Floración y fructificación del limonero.
En los cítricos, como en otros frutales, el cuajado y el desarrollo de los frutos es consecuencia de factores endógenos y exógenos. Entre los primeros, son las características genéticas de la especie y de la variedad, junto con los factores fisiológicos, los que determinan la producción y su calidad; entre los segundos, las condiciones del medio y el cultivo. Los factores genéticos y las condiciones del medio, suelo y clima, no pueden ser alterados en condiciones de cultivo. Los factores fisiológicos, por el contrario, pueden ser modificados; pero para ello es necesario conocerlos.
Las técnicas de cultivo tienen este objetivo como fin: aplicar los conocimientos sobre el desarrollo de las plantas para lograr una mejor producción y calidad de sus frutos.
Bajo un punto de vista fisiológico, los factores nutricionales y hormonales son determinantes en la producción y calidad de los frutos. Los primeros hacen referencia, prioritariamente, a la disponibilidad por carbohidratos; los segundos determinan la capacidad sumidero del fruto y, por tanto, su poder para atraerlos. Cuando uno de ellos, o los dos, son deficitarios, la producción y el desarrollo del fruto se reducen, dependiendo del estado de desarrollo del fruto en que se produzca el déficit. Durante la fase I de desarrollo del fruto, la planta ajusta su capacidad de nutrir a los frutos en desarrollo modificando el número de éstos, de modo que todos aquellos que reciben una nutrición deficiente se desprenden de la planta; durante la fase II, los frutos no caen pero ven reducida su tasa de crecimiento y, consecuentemente, su tamaño final. Así se explica por qué es posible encontrar cosecha muy bajas de frutos pequeños y, viceversa, cosechas muy elevadas de frutos de buen tamaño.
La función biológica de la flor consiste en albergar los procesos de reproducción sexual que las plantas desarrollan para perpetuar la especie. Durante la polinización, el grano de polen es transportado hasta el estigma, donde germina, emite el tubo polínico que desciende por el estilo, penetra en el ovario y llega hasta el óvulo al que fecunda. Tras la fecundación, la flor se convierte en fruto, que se encarga de proteger y facilitar la diseminación de la (s) semilla (s) formada (s) hasta la germinación de una nueva planta. Numerosos factores internos y externos influyen en este proceso, algunos de los cuales son, todavía, poco conocidos.
Existen varios agentes capaces de transportar el polen de unas flores a otras, pero el tipo de polinización depende, en gran medida, de las características físicas del polen. En el caso de los cítricos el polen es pesado, viscoso y adherente, característico de la polinización a través de insectos o entomófila. Las abejas (Apis mellifera) son el principal agente polinizador de estas especies, representando más del 90 % de los vectores polinizadores. Cuando un pistilo es polinizado por el polen de la misma planta o de otra planta genéticamente idéntica recibe el nombre de autopolinización; si, además, se produce la fecundación, ésta de denomina autofecundación. Cuando el polen procede de otra planta genéticamente distinta la polinización es cruzada y en el caso de que tenga lugar la fecundación se denomina, también, cruzada.